
Extensión Contemplativa Internacional
LECTIO DIVINA
Lectio Divina
“Cuando hallé tus palabras, las devoraba, se convirtieron en mi alegría y mi felicidad
porque yo te pertenezco, Dios, Señor Todopoderoso.”
(Jeremías 15:16)
“Jesús volvió con ellos a Nazaret, donde vivió obedeciéndolos en todo. María guardaba todo esto en su corazón.
” (Lucas 2:51)
Lectio Divina (literalmente, lectura divina o lectura sagrada) es la práctica clásica de leer (o, más propiamente, de escuchar) en actitud orante las escrituras, los textos que creemos haber sido inspirados por el Espíritu Santo. La Lectio es escuchar de manera personal la palabra de Dios. Consiste en escuchar a una Persona que está presente, a Dios que vive en Su palabra y en nosotros. La noción de la Divina Morada Interior es el centro de la vida espiritual y de la práctica de la Lectio Divina.
Como explica el Padre Thomas Keating, la Lectio Divina es la forma más tradicional de cultivar la amistad con Cristo. Es un modo de escuchar los textos de las escrituras como si estuviésemos conversando con Cristo y El sugiriese los temas de conversación. Eventualmente, la conversación se simplifica y se convierte en comunión o, como dice San Gregorio el Magno, ”descanso en Dios.” Es, por lo tanto, una práctica contemplativa.
Al igual que la Oración Centrante, la Lectio nos predispone a recibir el don de la contemplación o la oración contemplativa, en el sentido estricto del término. La oración contemplativa es el desarrollo normal de la gracia del bautismo y consiste en una apertura de todo nuestro ser a Dios, más allá de los pensamientos, las palabras, las imágenes y las emociones. Es una experiencia de Dios en fe y amor. No es el tipo de meditación en el que la mente considera ideas, conceptos, imágenes, etc. Es:
-un proceso de transformación efectuado por Dios
-un don gratuito ofrecido por Dios a todos.
-conduce a una creciente intimidad con Dios y a diversos grados de unión con Dios.
no puede ser ganada o merecida, pero sí podemos prepararnos para recibir ese regalo por medio de la práctica regular de la Oración Centrante y la Lectio Divina.
Lo que no es la Lectio Divina:
- No es estudio bíblico, muy útil en otros momentos, pero en la Lectio no leemos para obtener información, sino que entramos en relación con Dios, estamos orando.
-No es la lectura piadosa de un libro espiritual.
-No es tratar de descubrir racionalmente lo que significa un texto.
Dos enfoques clásicos: el monástico y el escolástico
La Lectio Divina hunde sus raíces en la tradición judía de “haggadah”, aprender con el corazón.
El método escolástico es más reciente (siglo 12) y divide el proceso en cuatro etapas o pasos:
-
Lectio (leer). Es una forma de leer que cultiva la capacidad de escuchar a un nivel profundo. Implica un espíritu de silencio y una apertura a la Palabra de Dios. Observa si alguna palabra o frase te atrae de forma especial.
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Meditatio (Meditación). Deja que la Palabra te hable directamente. Si alguna palabra o frase ha atraído tu atención, considérala, repítela lenta y silenciosamente, saboréala. Observa qué tiene que decirte a ti personalmente. No se trata de un ejercicio intelectual. No analices. Escucha lo que el Espíritu tiene que decirte aquí y ahora por medio de este pasaje, palabra o frase.
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Oratio (Oración o respuesta) Respóndele a Dios con oración interior espontánea, conversa con Dios. Permite que tu corazón sea tocado.
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Contemplatio (contemplación). Consiente a la invitación de permanecer en total silencio. Deja atrás todos los pensamientos y palabras y simplemente disfruta estar en la presencia transformadora de Dios. El énfasis aquí es en estar no en hacer. Descansa en Su presencia.
Cuando practicamos la Lectio en grupo leemos el texto cuatro veces. Cada lectura es seguida de unos minutos de silencio. Al final, compartimos brevemente lo que podamos haber recibido durante el proceso.
El enfoque monástico es más antiguo (se remonta a los Padres y las Madres del desierto y a la Regla de San Benito), más tradicional, más flexible y casi no es un método. En lugar de cuatro etapas o pasos, se distinguen cuatro momentos dentro de un único proceso. Es posible comenzar en cualquier momento. Por ejemplo, es posible que después de leer el texto nos sintamos atraídos inmediatamente a permanecer en silencio (contemplatio). En esta práctica, el Espíritu Santo es quien conduce el baile y nosotros simplemente lo seguimos. Hay veces que meditaremos más, otras veces pasaremos más tiempo respondiendo en oración afectiva. No hay orden preestablecido. Durante todo el día tratamos de rumiar o ponderar la palabra o frase que nos tocó y tratamos de ser receptivos a su mensaje—es decir, llevamos la Lectio con nosotros durante todo el día. Esta forma más espontánea se aviene mejor al espíritu de la oración contemplativa.
La relación entre la Oración Centrante y la Lectio Divina.
La Oración Centrante y la Lectio Divina son prácticas distintas, pero complementarias. Ambas están al servicio de prepararnos para el don de la contemplación y de una relación cada vez más íntima con Cristo.
La Oración Centrante aporta a la Lectio Divina:
-el desarrollo del silencio interior y la posibilidad de escuchar a un nivel más profundo.
-nos ayuda a desprendernos de tres obstáculos frecuentes en la vida espiritual: a) el exceso de conceptualización, o sea, la tendencia a tratar de racionalizarlo todo; b) la hiperactividad, es decir, la idea equivocada de que si no estamos haciendo algo (hablando, moviéndonos, cantando) no estamos rezando; c) la dependencia excesiva en nosotros mismos, creer erróneamente que nosotros iniciamos y manejamos nuestro propio progreso espiritual. En realidad, es todo lo contrario: Dios es el único capaz de transformarnos, nosotros simplemente cooperamos y consentimos.
La Lectio Divina, por su parte, enraíza y afianza a la Oración Centrante en la persona de Cristo, a quien llegamos a conocer a niveles cada vez más profundos. Le da un rostro a nuestra oración: el rostro de Cristo.
Siempre empezamos la Lectio Divina (o cualquier otra forma de oración) colocándonos en la presencia de Dios e invocando al Espíritu Santo, el único que puede enseñarnos a orar.
El quinto momento de la Lectio: Convertirnos en la Palabra de Dios.
El Padre Thomas Keating sugiere que existe un quinto momento en la Lectio Divina, que consiste en convertirnos en la Palabra de Dios. A medida que los seres humanos asimilan la Palabra de Dios y son asimilados por ella, comienzan a manifestar esa Palabra a los otros, no tanto en lo que dicen, sino en lo que son. No tanto en lo que son como en Quien vive en ellos y actúa en ellos. Se convierten en canales de la Palabra de Dios, que se manifiesta a los demás a través de ellos. Esta es la verdadera fuente de cualquier ministerio genuino. Sus acciones dejan de ser sus acciones y se convierten en las acciones de Dios
Oración de Bienvenida
FOLLETO COMPLETO
El Método de la Oración de Bienvenida
“La acción divina, aunque solo es visible con los ojos de la fe, está en todas partes y siempre presente… no hay un solo momento en que Dios no se presente El mismo bajo el amparo de una pena que debe ser soportada, o alguna consolación que debe ser disfrutada o algún deber que debe ser cumplido. Todo lo que tiene lugar dentro, alrededor y a través de nosotros, contiene y oculta Su acción divina.” Jean-Pierre DeCaussade.
Abandono a la Divina Providencia
La Oración de Bienvenida es una oración de consentimiento que nos capacita para consentir a la presencia y acción de Dios en y a través de las experiencias de la vida diaria. Se convierte en oración por nuestro consentimiento.
La oración es esencialmente relacionarse con Dios. Cuando deseamos unir nuestra voluntad a la voluntad de Dios nuestra relación se va haciendo cada vez mas profunda.
Esta oración sana el falso yo a medida que este va manifestándose en la vida de cada día, (en nuestros deseos, pasiones y reacciones) al consentir a la presencia y acción de Dios en el momento. La Oración de Bienvenida sana las heridas de toda una vida, al dirigirse a ellas allí donde están almacenadas en el cuerpo.
El cuerpo es el almacén del inconsciente; es el recipiente del material emocional de toda una vida que ha sido reprimido o ha quedado sin resolver.
La Oración de Bienvenida complementa el movimiento del Espíritu en la Oración Centrante.
Los Tres Movimientos de la Oración de Bienvenida
Los tres movimientos son:
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Enfoca, siente y sumérgete
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Bienvenido
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Dejar Ir
La Práctica:
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Enfoca, siente y sumérgete en el sentimiento, la emoción, la sensación, el pensamiento y el comentario en tu cuerpo.
Enfocar es notar, observar, prestar una atención especial a un sentimiento en particular, emoción, sensación corporal,
pensamiento, comentario.
Sentir, lo que está sucediendo en tu cuerpo.
Sumergirte sin resistir el sentimiento, la emoción, la sensación corporal, el pensamiento, el comentario. Simplemente
experimentar la energía.
Usando tu ojo intuitivo, muévete lentamente a través de tu cuerpo, escudriñando, explorando. Cuando te hagas
consciente de algún sentimiento, emoción, sensación corporal, pensamiento o comentario, detente, enfoca, siente y sumérgete. Siempre alerta a cualquier incomodidad en tu cuerpo, una sensación de calor, frío, picazón, tensión,
hormigueo o dolor.
Todos los sentimientos que percibas, ya sean positivos o negativos son bienvenidos. Una vez que nos hacemos presentes a estas sensaciones ellas pueden intensificarse, disolverse o cambiar. Simplemente debemos seguir su movimiento.
El cuerpo desde el tope de la cabeza hasta la punta de los pies es un almacén del inconsciente. Todas nuestras experiencias son llevadas en cada célula de nuestro cuerpo e impresas en el inconsciente. El primer movimiento de la oración nos ayuda a tener acceso al inconsciente a través del cuerpo, en el momento.
2. Bienvenido, es la palabra sagrada, el símbolo de nuestra intención y consentimiento a la presencia y acción al Espíritu
que habita en nosotros, el Terapeuta Divino.
Bienvenido es abrazar lo que encontramos que está sucediendo dentro de nosotros. El decir la palabra “bienvenido” interiormente es la acción de abrazar al Espíritu que nos habita y que por fe sabemos que está siempre presente, en y a través del sentimiento, emoción, sensación corporal, pensamiento o comentario.
La intención es el deseo de la voluntad, y el consentimiento es la acción de la voluntad que manifiesta la intención.
3. Dejar ir, lo siguiente es decir las frases para “dejar ir”.
Dejo ir el deseo de seguridad, afecto y control.
Abrazo este momento tal y como es.